miércoles, 7 de mayo de 2014



La actividad física debe ser un elemento fundamental en la vida cotidiana y desarrollo de los niños.


¿Cuáles son los beneficios de la actividad física en la infancia?

Sus beneficios son numerosos, algunos de los más destacados, son:


1.    El niño se relaciona con sus semejantes, otros niños o adultos, comprendiendo las reglas del juego y experimentando. Se hace más colaborador y menos individual, reconociendo y respetando a los demás.
La actividad física debe ser un elemento fundamental en la vida cotidiana y desarrollo de los niños.

2.    Se aprende (a veces poco a poco) a superar la timidez, y amplían sus mecanismos de relación social, y la seguridad y confianza en sí mismo.

3.    En el deporte en grupo, aprende a adquirir responsabilidades y a cooperar.

4.    La actividad física puede frenar los impulsos excesivos de los niños que aún no saben controlar el exceso de nervios o de energía.

5.    Produce una mejora y aumento de las posibilidades motoras del niño, movimientos coordinados, fuerza…

6.    La actividad física contribuye a una adecuada maduración del sistema muscular y esquelético; huesos y músculos fuertes son la base para un crecimiento adecuado.

7.    Potencia la creación de hábitos saludables, desde la propia práctica del ejercicio, hasta una alimentación sana o una adecuada higiene corporal; cuestiones a las que los padres deben contribuir con su ejemplo y enseñanza.

8.    Junto a una dieta equilibrada, el ejercicio contribuye a la regulación del peso corporal, evitando la obesidad, uno de los mayores males de la infancia de nuestro tiempo.
 
9.    El ejercicio también mejora las funciones cardiovasculares. Por ello, contribuye a prevenir determinadas enfermedades degenerativas como la arteriosclerosis, estrechamente relacionada con las enfermedades cardiovasculares.

10.  Y, tal vez lo más importante para el propio niño que le anime a seguir practicando ejercicio, es que el niño se divierte al considerar la actividad física o el deporte como un juego, en el que la competición y las exigencias están en un nivel inferior al disfrute.



Importancia de la educación física en la etapa de educación infantil.

  Siguiendo a García y Berruezo (2007) el esquema corporal se define como la organización de todas las sensaciones relativas al propio cuerpo (principalmente tácticas, visuales y propioceptivas) en relación con los datos del mundo exterior. Es decir, consiste en una representación mental del propio cuerpo, de sus segmentos, de sus límites y sus posibilidades de acción.
    Estos mismos autores determinan que es fundamental la educación física en la etapa infantil y, para ello, es necesaria una correcta elaboración del esquema corporal:
1.    El control tónico: control sobre la tensión de los músculos que intervienen en los movimientos.

2.    El control postural: el equilibrio es el ajuste postural y tónico que garantiza una relación estable del cuerpo.

3.    El control respiratorio: capacidad para controlar de forma consciente y voluntaria la respiración.

4.   La lateralización: preferencia en razón del uso más frecuente y efectivo de una mitad del cuerpo frente a la otra.

5. La estructuración espacial-temporal: adquisición de las nociones de espacio, de relaciones espaciales, de orientación espacial y de tiempo, entendiendo este último como la duración que separa dos percepciones espaciales sucesivas.

6.    El control motor práxico: el sistema práxico está constituido por el conjunto de informaciones espacio-temporales, propioceptivas, posturales, tónicas e intencionales cuyo objetivo es la ejecución de un acto motor voluntario.
   


Así, tal y como exponen Cidoncha y Díaz (2009), el esquema corporal equivale a la representación mental de nuestro cuerpo, con lo que éste se convierte en el objeto de conocimiento en sí mismo.

    Además, Carmena, Cerdan, Ferrandis y Vera (1988) determinan que un esquema corporal mal estructurado implica deficiencias en la relación sujeto-medio; deficiencias que pueden traducirse en los planos:

·  De la percepción: déficit en la estructuración espacio temporal.
·  De la motricidad: torpeza y no coordinación, mala postura.
· De las relaciones con los demás: inseguridad que interfiere en el área afectiva y que puede por tanto perturbar las relaciones con los demás.
    En la escuela, la mayoría de las veces, los trastornos en la configuración del esquema corporal se traducen en problemas para el aprendizaje de las técnicas instrumentales, lectura, escritura y cálculo (Cidoncha y Díaz, 2009).

Contenidos (actividades) educativos propios de la educación física a abordar en educación infantil.
Podemos definir la psicomotricidad (educativa) como una forma de entender la educación, basada en la psicología evolutiva y en la pedagogía activa (entre otras disciplinas), que pretende alcanzar la globalidad del niño (desarrollo equilibrado de lo motor, lo afectivo y lo mental) y facilitar sus relaciones con el mundo exterior (mundo de los objetos y mundo de los demás).

Siguiendo esta definición, la psicomotricidad educativa contempla:
1.    Al niño como centro de atención del proceso educativo.
2.    Su globalidad como estado de unión de lo motor, lo afectivo y lo mental.
3.    La actividad y la relación como ejes del proceso (el objetivo primordial no es el aprendizaje de movimientos, sino el establecimiento de relaciones significativas del niño consigo mismo y, a través de sí mismo, con el medio físico y social).
4.    La incidencia del entorno (ambiente humano, material y natural que rodea al niño) y su importancia como fuente de experiencias (necesidad de preparar previamente y de manipular adecuadamente la circunstancia ambiental).


Recomendaciones de tiempo de actividad física diaria

Para los niños y jóvenes de este grupo de edades, la actividad física consiste en juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias. Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de ENT, se recomienda que:

Los niños y jóvenes de 5 a 17 años inviertan como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.

La actividad física por un tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud.

La actividad física diaria debería ser, en su mayor parte, aeróbica. Convendría incorporar, como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y huesos.



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