La actividad física debe ser un elemento fundamental en la vida cotidiana y desarrollo de los niños.
¿Cuáles son los beneficios de la actividad física en la infancia?
Sus beneficios son numerosos, algunos de los más destacados, son:
1. El niño se relaciona con sus semejantes,
otros niños o adultos, comprendiendo las reglas del juego y experimentando. Se
hace más colaborador y menos individual, reconociendo y respetando a los demás.
La actividad física debe ser un elemento fundamental en la vida cotidiana y desarrollo de los niños.
2.
Se aprende (a veces poco a poco) a superar la
timidez, y amplían sus mecanismos de relación social, y la seguridad y
confianza en sí mismo.
3.
En el deporte en grupo, aprende a adquirir responsabilidades
y a cooperar.
4.
La actividad física puede frenar los impulsos
excesivos de los niños que aún no saben controlar el exceso de nervios o de
energía.
5.
Produce una mejora y aumento de las
posibilidades motoras del niño, movimientos coordinados, fuerza…
6.
La actividad física contribuye a una adecuada
maduración del sistema muscular y esquelético; huesos y músculos fuertes son la
base para un crecimiento adecuado.
7.
Potencia la creación de hábitos saludables,
desde la propia práctica del ejercicio, hasta una alimentación sana o una
adecuada higiene corporal; cuestiones a las que los padres deben contribuir con
su ejemplo y enseñanza.
8.
Junto a una dieta equilibrada, el ejercicio
contribuye a la regulación del peso corporal, evitando la obesidad, uno de los
mayores males de la infancia de nuestro tiempo.
9.
El ejercicio también mejora las funciones
cardiovasculares. Por ello, contribuye a prevenir determinadas enfermedades
degenerativas como la arteriosclerosis, estrechamente relacionada con las
enfermedades cardiovasculares.
10. Y, tal vez lo más importante para el propio
niño que le anime a seguir practicando ejercicio, es que el niño se divierte al
considerar la actividad física o el deporte como un juego, en el que la
competición y las exigencias están en un nivel inferior al disfrute.
Importancia
de la educación física en la etapa de educación infantil.
Siguiendo
a García y Berruezo (2007) el esquema corporal se define como la organización
de todas las sensaciones relativas al propio cuerpo (principalmente tácticas,
visuales y propioceptivas) en relación con los datos del mundo exterior. Es
decir, consiste en una representación mental del propio cuerpo, de sus
segmentos, de sus límites y sus posibilidades de acción.
Estos
mismos autores determinan que es fundamental la educación física en la etapa
infantil y, para ello, es necesaria una correcta elaboración del esquema
corporal:
1.
El control tónico: control sobre la tensión de los músculos que
intervienen en los movimientos.
2.
El control postural: el equilibrio es el ajuste postural y tónico
que garantiza una relación estable del cuerpo.
3.
El control respiratorio: capacidad para controlar de forma
consciente y voluntaria la respiración.
4. La lateralización: preferencia en razón del uso más frecuente y efectivo de una mitad del cuerpo frente a la otra.
5. La estructuración espacial-temporal: adquisición de las nociones
de espacio, de relaciones espaciales, de orientación espacial y de tiempo,
entendiendo este último como la duración que separa dos percepciones espaciales
sucesivas.
6. El control motor práxico: el sistema práxico está constituido por
el conjunto de informaciones espacio-temporales, propioceptivas, posturales,
tónicas e intencionales cuyo objetivo es la ejecución de un acto motor voluntario.
Así,
tal y como exponen Cidoncha y Díaz (2009), el esquema corporal equivale a la
representación mental de nuestro cuerpo, con lo que éste se convierte en el
objeto de conocimiento en sí mismo.
Además,
Carmena, Cerdan, Ferrandis y Vera (1988) determinan que un esquema corporal mal
estructurado implica deficiencias en la relación sujeto-medio; deficiencias que
pueden traducirse en los planos:
· De la percepción: déficit en la estructuración espacio temporal.
· De la motricidad: torpeza y no coordinación, mala postura.
· De las relaciones con los demás: inseguridad que interfiere en el
área afectiva y que puede por tanto perturbar las relaciones con los demás.
En la
escuela, la mayoría de las veces, los trastornos en la configuración del
esquema corporal se traducen en problemas para el aprendizaje de las técnicas
instrumentales, lectura, escritura y cálculo (Cidoncha y Díaz, 2009).
Contenidos (actividades) educativos propios de la educación física
a abordar en educación infantil.
Podemos definir la
psicomotricidad (educativa) como una forma de entender la educación, basada en
la psicología evolutiva y en la pedagogía activa (entre otras disciplinas), que
pretende alcanzar la globalidad del niño (desarrollo equilibrado de lo motor,
lo afectivo y lo mental) y facilitar sus relaciones con el mundo exterior
(mundo de los objetos y mundo de los demás).
Siguiendo esta
definición, la psicomotricidad educativa contempla:
2. Su globalidad como
estado de unión de lo motor, lo afectivo y lo mental.
3. La actividad y la
relación como ejes del proceso (el objetivo primordial no es el aprendizaje de
movimientos, sino el establecimiento de relaciones significativas del niño
consigo mismo y, a través de sí mismo, con el medio físico y social).
4. La incidencia del
entorno (ambiente humano, material y natural que rodea al niño) y su
importancia como fuente de experiencias (necesidad de preparar previamente y de
manipular adecuadamente la circunstancia ambiental).
Recomendaciones de tiempo de actividad física diaria
Para los niños y jóvenes
de este grupo de edades, la actividad física consiste en juegos, deportes,
desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios
programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades
comunitarias. Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y
musculares y la salud ósea y de reducir el riesgo de ENT, se recomienda que:
Los niños y jóvenes de 5 a
17 años inviertan como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de
intensidad moderada a vigorosa.
La actividad física por un
tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la
salud.
La actividad física diaria
debería ser, en su mayor parte, aeróbica. Convendría incorporar, como mínimo
tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los
músculos y huesos.
BIBLIOWEB:
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